Carpintería y Terminaciones en Obra Gruesa es el curso brindado por Sence y al cual María Francisca Jara sacó el máximo provecho. Había quedado sin trabajo por un año y en la construcción encontró una gran fuente laboral.
A los 19 años, cuando recién entraba al mundo laboral como secretaria y contadora en la Clínica del Maule, María Francisca Jara (37) jamás imaginó lo que le depararía el destino en unos años más.
Y es que al quebrar la empresa en el año 2018, esta mujer quedó sin trabajo, y, con tres hijas en sus brazos, tuvo que arreglárselas como fuera para darles alimento y abrigo.
La cesantía fue larga: cerca de un año estuvo esta oriunda de Talca sin encontrar empleo, cuando vio una gran oportunidad en el horizonte. Unos cursos del Sence, ligados a carpintería y terminaciones en construcción, podrían abrirle algunas puertas. Así que no dudó.
“Después de terminar el curso, me fui a plantar afuera de la construcción de un edificio que se hizo acá en Talca durante varias tardes, hasta que pude hablar con el jefe de la obra, y me dejaron trabajando. Por suerte, después de la práctica me hicieron contrato por un mes, y al final me quedé hasta noviembre del año pasado trabajando ahí”, cuenta Jara a La Cuarta Constructor.
Añade que esa fue una gran escuela para lo que vendría adelante. “Ahí me desarrollé con los chicos. Era la única mujer maestra entre 400 maestros, jornaleros y obreros que había. Fue raro al principio, una vez me pasó que estaba trabajando y por atrás pasaba un trabajador. Me tocó la espalda y me dijo -¡hola maestro!-. Como estaba de espaldas, no se notaba que yo era una mujer (ríe). Al principio muchos no sabían, pero de a poco se fue corriendo la voz que había una mujer en la obra”, relata.
“A pesar de ser sacrificado, siempre me trataron muy bien. Sobre todo los ceramistas, que me ayudaron harto y me enseñaron mucho. En la práctica es donde uno más aprende”, señala la maestra.
SU PASO A LA INDEPENDENCIA
Después de ese tormentoso año sin empleo, se puede decir que al fin a María Francisca la vida laboral le vuelve a sonreír. En noviembre de 2020 quedó sin su empleo en la obra en la que estaba, pero ha podido adaptarse a hacer trabajos independientes de todo tipo.
“Gracias a lo que aprendí en la construcción he podido seguir sobreviviendo , porque me ha llegado harta pega. Agradezco mucho que no me ha faltado trabajo, ya que me ha tocado hacer radieres, colocar rejas, vanitorios, colocar cerámicas, etc.”, narra la madre de tres hijas.
Jara agradece, principalmente, a la capacitación que pudo cursar, diciendo que “lo mejor es que nos enseñaron de todo, porque era de terminaciones, y cuando estás en terminaciones tienes que saber hacer de todo. A veces la gente reclama porque no le toca un bono, pero hay otras cosas que uno puede tomar. Al menos a mí, este curso me ha dado pega hasta ahora”, sostiene.
Para finalizar, la talquina hizo una profunda reflexión, invitando a más mujeres a que entren en el rubro de la construcción y se dediquen a esto. “No hay que tener miedo. para nada, porque así como en un retail te vas a encontrar con una compañera que te va a descuerar para sacarte, te vas a encontrar con otra que te va a ayudar. La construcción es igual: es dura, trabajas con muchos hombres, pero cuando llega una mujer es mucho el respeto que te tienen. Cuando estuve en la obra nunca hubo una falta de respeto hacia mí, y si pueden tenderte una mano, siempre te van a ayudar”, sentencia.