A 24 años de la reglamentación térmica

La reglamentación térmica parece ser un chiste de mal gusto. Sí, mal hecha no sólo en términos de calidad sino también en cuanto a los resultados. Me imagino a la Luisa arropada con tres mantas mientras intenta regular la calefacción de sus dos Boscas diciendo: “¿Confort térmico? ¿Qué es eso?”.

Está claro que el objetivo era mejorar las condiciones de vida reduciendo el consumo de energía y minimizando nuestra huella ambiental. Sin embargo, en la práctica parece tener un efecto muy limitado en estos aspectos esenciales.

Ni hablemos del ahorro de energía, o mejor dicho, la fantasmagórica promesa de ello que nunca llega pero siempre nos acecha. Como ese amigo imaginario que teníamos cuando éramos niños y ahora resulta que nos debe dinero.

Aparte del incómodo confort térmico (que puede ser especialmente angustiante durante los meses más fríos o calurosos), estoy bastante seguro de que la factura de electricidad no ha cambiado mucho desde su implementación. Esto inevitablemente lleva a cuestionar la eficacia real para generar algún tipo de ahorro energético.

Casi un cuarto de siglo ha pasado desde que nos presentaron a este rey de las ilusiones llamado “Reglamentación térmica”. Y en lugar de malabares impresionantes y conejos sacados de sombreros mágicos, todo lo que hemos visto son los trucos desgastados por el tiempo – bajo confort térmico, ningún ahorro real de energía y un aumento constante en la contaminación.

Pero no todo está perdido. Tenemos esperanza! Estoy seguro de que podemos encontrar alguna solución para este desastre cómico; incluso si implica llevar chaquetas acolchadas y gorros dentro de la casa durante el invierno.

Podríamos haber enviado Exploration Rovers a Marte (¡oh espera! ya lo hicimos), podríamos haber creado una vacuna para una pandemia global (¡Ups! Eso también se ha hecho). Pero aquí estamos, 24 años después, todavía esperando ese truco final donde alcanzamos nuestras metas ambientales y vivamos felices para siempre.

Pero no se preocupen; recuerden que soy yo quien les está escribiendo – el entusiasta neutral que nunca pierde la esperanza. Tal vez estemos a sólo un soplo del cambio total… o tal vez sea hora de cambiar a nuestro mago.

Mientras tanto, sigamos riendo ante esta realidad absurda – después de todo, dicen que reír quema calorías así qué quién sabe, quizás acabemos ahorrando energía después de todo.

Por lo visto, los que hacen la reglamentación térmica pasan más tiempo navegando en las redes sociales que aprendiendo sobre la técnica y la física necesaria para la construcción. ¡Qué apasionante!

Existe también muy mala ejecución del trabajo, no estoy bromeando. Si Picasso estuviera vivo y se dedicara a la construcción, sus obras serían sus Guernicas – distorsionadas en formas imaginativas pero terriblemente imprácticas.

De todos modos, esperemos que podamos cambiar a través del espacio-tiempo (y quizás con un poco de ayuda de Valor U) nuestra actual incomprensión hacia estas disciplinas técnicas tan vitales ante nuestros proyectos futuros.

¿Sabían que existen aislamientos térmicos con diferentes conductividad térmica? ¿Quién lo hubiera pensado? Aparentemente Valor U sí, por eso ya todos saben que el Fisiterm no se puede utilizar. ¡Algunos deben decir debido a esto, maldito seas, valor U! Pero no se preocupen compañeros del mundo físico, por lo menos ya todos aprendieron perfectamente que aislamiento térmico se debe utilizar.

No se puede decir que nuestra vida sea aburrida. Nos entretenemos mucho día a día con los payasos de circo en Tiktok e Instagram y en donde muchos invocan a valor U en los comentarios. Juntos conseguiremos poner a la técnica lógicamente ilógica en su lugar.

Está demostrado científicamente (si no crees préguntale a Google) que las personas que tiemblan de frío no son capaces de rendir al máximo. Y como el café ya no es suficiente para mantenernos calientes ni activos en invierno, hemos pensado que tal vez sea hora de cambiar la reglamentación térmica.

Queremos hacerle frente al cambio climático – no solo porque estamos cansados de llevar cinco capas de ropa dentro de la vivienda, sino también porque queremos cuidar nuestro planeta. Y sí, amigas y amigos, eso significa nuevas reglas y estándares más exigentes con respecto a la reglamentación térmica.

¿Mi propuesta? Una nueva reglamentación térmica “Fit for the future” (porque todo suena más cool en inglés). Una reglamentación térmica que nos permita tener viviendas con eficiencia energética donde incluso los pingüinos puedan vivir cómodamente sin chaqueta o bikini.

Sin embargo, poner esto en práctica será tan complicado como encontrar unos calcetines iguales cuando tienes prisa por salir. ¡Pero nada nos detiene! Eso sí, necesitamos tu ayuda para hacerlo realidad. Aprendan nuevos conocimientos y actualícense para estar preparado para estos nuevos cambios. Al mismo tiempo corrijan todo lo malo para que la gente aprenda a construir correctamente.

¡Mucho ánimo a todos! Tengan el espíritu elevado y la cabeza fría (excepto cuando piensen en el calor).

Saludos!

Adrián – Valor U